INTERVENCIÓN EN CRISIS PARA Y CON LA COMUNIDAD; ALGUNAS REFLEXIONES

Nayeli Chávez Bardales, Saúl Miranda Ramos, Patricia López Jiménez, Sandra Arias Orellana, Ángela E. Patarroyo Báez, Natalia Jiménez Díaz y Carlos R. Mateluna Miretti.

RESUMEN
En el presente artículo presentamos algunos apuntes para la intervención en crisis desde y con la comunidad. Todo ello a la luz de algunas experiencias en su mayoría relacionadas al pasado terremoto en Chile; en las cuales podemos rescatar los aportes vinculados a la intervención en comunidades al enfrentar una crisis, principalmente ante catástrofes naturales. Se toman como referencia los criterios de acción planteados desde el Enfoque Comunitario. A partir de las experiencias presentadas, podemos reflexionar que las intervenciones deben ser abordadas, desde cierto enfoque metodológico que los interventores realizan, desde la planeación de actividades, las intervenciones como tal, así como, los objetivos planteados para comunidad, en este caso podemos observar que los profesionales que realizan trabajos comunitarios en el mismo territorio deben estar coordinados entre ellos, al realizar sus labores con las comunidades afectadas, desde los recursos disponibles en el entorno inmediato, optimizando así resultados positivos. Por último, con este artículo queremos destacar las reflexiones, ideas y recomendaciones desde los interventores como personas y organizaciones quienes participaron en las actividades programadas en el marco de intervención en crisis desde el Enfoque Comunitario. 

Crisis Intervention for and with the Community: Some Reflections

ABSTRACT
In this paper we present some contributions about the “Crisis Intervention” from and with community. Those contributions are taken from some experiences related most of them with the last earthquake in Chile; in the experiences we can see the contributions related with the intervention in communities mainly to cope a crisis to natural disasters, which are approached from the “Community Focus”. Since these experiences, we are able to reflect that the interventions must to be made, since a definite methodological focus, since the planification of the activities until the interventions and the stated objectives for the community. In this case we can note that the professionals who perform community work in the same territory must to be coordinated with each other, at the moment to make their activities with the affected communities taking advantage of the resources available in the immediate enviroment, optimizing positive results. At last, with this paper we want to distinguish the reflections, ideas and recommendations that were given by professionals and organizations who participated in the activities scheduled under the crisis intervention form de community focus.

  1. Introducción
La intervención en crisis ha sido abordada desde múltiples perspectivas, algunas de ellas desde el área clínica de la psicología. La cual es absolutamente válida y útil cuando se trabaja con un sujeto en particular. Una nueva demanda a la disciplina surge cuando, ante un evento desencadenante de crisis, es una comunidad la que requiere ser atendida.
Desde un prisma tradicional, se nos indica que psicólogos y psicólogas debemos capacitarnos como profesionales con las competencias y habilidades necesarias para poder intervenir. La Psicología Social Comunitaria nos dice que las comunidades tienen sus propios recursos con los cuales pueden hacer frente a los problemas que se les presenten. Sin embargo, ambos argumentos tienen su certeza.
Las crisis han sido vislumbradas como oportunidades de cambio, en las que un acontecimiento emergente desencadena un desequilibrio. Es en éste desequilibrio donde profesionales de la psicología hemos sido llamados a acompañar en el restablecimiento homeostático.
Diferentes son los horizontes en los que se puede presentar una crisis, de la misma manera que los abordajes pueden ser tan variados como en la metáfora de un caleidoscopio. A saber: sociales, organizacionales, comunitarios, grupales, familiares e individuales.
El abordaje de los problemas, propone la Psicología Comunitaria, ha de ser “desde”, “para” y “con” la comunidad (Freire, 2006; Fals Borda, 2006; Montero, 2006); la Comunidad aporta, se beneficia y participa. El reto es la incorporación de las comunidades en la intervención en crisis.
Ante ello surgen cuestionamientos, ¿De qué manera unir el conocimiento popular con el conocimiento académico? ¿Cómo romper con la visión de profesional especializado que interviene y pasar a un grupo de personas con objetivos comunes? ¿Quien interviene a quien?
En la academia nos solicitan hacer diagnósticos, prescripciones, pronósticos, planeaciones, intervenciones entre otras. Las comunidades demandan solución a los problemas a los que se enfrentan día a día. Las propuestas de la psicología comunitaria (Educación Popular, Investigación Acción-Participativa, Psicología Comunitaria Generativa y Política, El enfoque comunitario) se han desarrollado desde hace algunas décadas, pareciera que aún no se han concretado en el área de la intervención en crisis. Seguimos haciendo intervenciones como profesionales sin darnos cuenta que al intervenir, somos también intervenidos/as.
  1. Tesis Guía
Ante las dos miradas presentadas, el conocimiento popular y el académico, surge una pregunta que guiará el presente documento ¿Cómo fusionar ambas miradas y hacer intervenciones en las que la comunidad aporte sus “conocimientos de vida cotidiana” -el mundo de la vida- y las/os profesionales de la psicología los conocimientos desarrollados a través de lo llamado “Conocimiento Científico”?
Por lo anterior, la Psicología Social, en concreto la Psicología Comunitaria, tienen el reto de hacer intervenciones en crisis de manera tal que se involucre a la comunidad en el proceso de restablecimiento del equilibro perdido ante una crisis. Que nos lleva a otra reflexión ¿Cómo pensar la intervención en crisis para y con la comunidad?

  1. Algunas Definiciones de Partida
Para iniciar nos gustaría compartir algunas acepciones que sirvan como base para lo que se compartirá a lo largo de éste documento, pues se hará mención en repetidas ocasiones de términos como crisis, intervención en crisis, comunidad entre otros; por ello es que nos interesa mostrarlas a continuación.
Crisis, es un estado temporal de trastorno y desorganización de una persona, caracterizado principalmente, por la incapacidad para enfrentar una situación, utilizando los métodos que ya se conocen para resolver problemas (ACISAM, 2000). También es posible definirla como una situación de quiebre al interior de un sistema. 
La comunidad es un sistema o grupo social de raíz local diferenciable en el seno de la sociedad de que es parte en base a características e intereses compartidos por sus miembros y subsistemas que influyen: localidad geográfica (vecindad), interdependencia e interacción psicosocial estable y sentido de pertenencia a la comunidad e identificación con sus símbolos e instituciones (Sánchez, 1996:4).
En una comunidad, las situaciones de quiebre dadas cuando las estrategias habituales para resolver los problemas no dan resultado,  tienen  la cualidad de estar sometidas a una lógica sistémico contextual que difícilmente encontrarán una solución adecuada fuera del sistema comunitario (Martínez, 2006). Un desastre natural genera situaciones de quiebre.
Intervención en crisis desde el enfoque comunitario, implica abordar  situaciones de quiebre que afectan a las comunidades, en el contexto original en el que surgen estas situaciones, con recursos propios de ese contexto (Martínez, 2006). 
Desde este enfoque, intervención es actuar a partir del conocimiento de una realidad que es posible y, a la vez, deseable de cambiar, se reconoce que la realidad sobre la que se quiere incidir es relativamente independiente de las acciones concretas de individuos puntuales (Montenegro, 2003). Entonces, ante situaciones de quiebre, ¿cómo llegamos al restablecimiento homeostático del sistema?, ¿cómo intervenir en crisis con una comunidad?  Una posibilidad, es la estrategia en red.
La práctica social se desarrolla en matrices fundamentales: matriz comunitaria,  matriz institucional y matriz reticular. El enfoque reticular se establece como resultado de la interacción, donde lo social se constituye a través de vínculos entre sujetos y entre sujetos y otras relaciones que constituyen su contexto relacional. 
Así, la estrategia en red, que opera sobre  principios de reciprocidad y redistribución, articula redes sociales personales (egocéntricas) con redes sociales abiertas (sociocéntricas) y la intervención en red con la práctica y la gestión de red (Martínez, 2006).
¿Qué es una red? un sistemas de vínculos entre nodos  (componentes de una red: personas, actores sociales, grupos u organizaciones), construida a través de un proceso conversacional autopoyético, para la acción y para crear posibilidades. El intercambio produce, en su dimensión funcional,  apoyo social (Martínez, 2006).
La Intervención en Red, no está concebida como una intervención específica, sino como proceso de movilización de recursos de las redes operantes, destinado a resolver situaciones de quiebre al interior del sistema. Las redes sociales establecen bases de apoyo afectivo y organizacional durante una crisis (Martínez, 2006). 
Al momento de intervenir en desastres naturales, es necesario atender a la desestructuración de las redes de apoyo, el fortalecimiento social y organizativo, priorizando elementos que otorguen a los sobrevivientes control sobre sus vidas  y evitando aquellos que llevan a desesperanza, indefensión y vulnerabilidad (Pérez, 2002).
Los desastres naturales  afectan de manera integral nuestra existencia provocando rupturas en el curso de nuestras vidas, fragmentando los vínculos sociales e impulsando a redefinir proyectos de vida (Rodríguez, 2000). Requieren actividades de prevención y preparación para minimizar su impacto personal, familiar, organizacional y comunitario, para cubrir no solo necesidades de urgencia, sino también mejorar las condiciones de vida en tiempos ordinarios (CIDEP, 2001).
Las personas se encuentran en una relación de reflexividad con sistemas naturales (no creados por programas o proyectos de intervención), desde su posición al interior de estos sistemas contribuyen a construir los contextos en los cuales son construidos como sujetos sociales.
En un proceso social preexistente a la intervención, configurando un discurso de la problemática que se quiere abordar y estrategias de salida a esta problemática. Los sistemas naturales no pueden ser totalmente intervenidos, poseen su propia organización interna y la capacidad para decidir sobre su estructura y funcionamiento.
El “interventor”, se acopla transitoriamente al proceso social preexistente. Intervenir en crisis con una comunidad requiere producir un encuentro, un espacio con suficientes grados de libertad para una comunicación flexible y creativa,  reconocer un sistema comunitario operante, autónomo, con capacidades preventivas y promocionales (Martínez, 2006).
Una vez definidos los principales componentes procederemos a integrar y analizar algunas experiencias presentadas en el Coloquio[i]: Intervención en Crisis: Un caleidoscopio de Abordajes, desarrollado en el marco del Programa de Magíster en Psicología Comunitaria de la Universidad de Chile en el año 2010.
A continuación se muestran, en primera instancia, uno a uno los Criterios de Acción Planteados en el Enfoque Comunitario (Martínez, 2006), una vez definido se muestra, a manera de ejemplo elementos que se retomarán de las experiencias expuestas en el Coloquio ya mencionado.

  1. Criterios de Acción desde el enfoque comunitario; Algunas experiencias
Es importante mencionar que desde el enfoque comunitario toda intervención ha de considerar los siguientes aspectos desde diseñar, conducir así como el seguimiento, evaluación, sistematización y el modelaje de nuevas intervenciones. De esta forma se resalta a manera de contexto que a partir del terremoto se pone en escenario las distintas intervenciones e iniciativas que surgieron desde varias instituciones, de las que se retomará su experiencia y  relación con los siguientes aspectos.
Ø  Planificación
Éste criterio de acción propone rigor en la programación de las intervenciones comunitarias, tomando en cuenta el contexto, y vinculando actores comunitarios.
En este sentido, las experiencias de intervención contemplaron y pusieron en práctica distintas formas de planificación, entre ellas, desde el convocar, capacitar al personal de apoyo, organizarse en brigadas, la búsqueda de recursos y vías para trasladarse al lugar que requería de atención e intervención. Otra forma fue la articulación institucional, ejemplos de estas experiencias son la participación de la corporación de Psicólogos voluntarios y los grupos de atención en primera respuesta.
Es importante decir que varias de las organizaciones mencionan que ante las intervenciones que brindan, cada una se ha capacitado previamente en el tema que les compete, toman en cuenta ciertas reglas para mantenerse coordinados y consolidan redes, elementos sin lugar a dudas a tener en cuenta en la planificación, lo que permite que cada institución o grupo, pueda brindar el apoyo adecuado y de manera responsable a la comunidad y así la  intervención pasa a ser una herramienta no sólo profesional sino con calidad humana.
Para las instituciones y los grupos, la planificación no sólo es un recurso esquemático, es un recurso que facilita a todos tener una guía y saber responder ante determinada situación, no está de más decir que aunque cada contexto es particular, también implica tener flexibilidad de estar atento a las distintas reacciones y vivencias tanto de las personas como de la comunidad.
Lo que implica que un programa de intervención, así como para los interventores es reconocer que en situaciones de crisis, se trabaja con daños tanto objetivos como subjetivos, y este segundo se manifiesta en un escenario tan diverso donde se requiere ser cauteloso.
Ø  Complementación del Encuadre Positivo y el Encuadre Negativo
El criterio de complementación hace referencia a la importancia de buscar un punto de encuentro entre los dos encuadres, partiendo del supuesto que “las desventajas de un tipo de encuadre se compensan con ventajas del otro” (Martínez, 2006, p.29).
Este aspecto nos hace reflexionar que al momento de intervenir, el panorama que los interventores encuentran es la presencia de sensaciones de pérdida, desolación, devastación, desconfianza e incredibilidad. Para los profesionales llegar en esta situación, evidencia a primera vista un encuadre negativo, donde para equilibrar fue necesario reconocer no sólo este encuadre, sino también dar lugar al encuadre positivo.
Como ejemplo, desde una organización laboral, se puede pensar que ante una crisis, el personal decae en sus potencialidades frente a las tareas que se le exigen día a día, sin embargo al encontrarse en un contexto crítico, emergen cualidades de otro tipo como la solidaridad, la preocupación por el otro y la organización para contener la situación de crisis que comparten, cualidades que no emergen  en un ambiente laboral de rutina.
Por otro lado, la corporación de Psicólogos Voluntarios[1], comparte que al momento de convocar a psicólogos y llegar a un número de 800 personas los que se dispersaron en la zonas afectadas, ofrecen su disposición y habilidades para dar la atención, ellos dicen que el equipo brindó apoyo incondicional, los recursos positivos en equipo se ponen en común y se basaron en el objetivo de brindar atención a la comunidad.
Los mismos mencionaron que parte de su modo de intervención fue el de encontrar las potencialidades tanto de las personas como de la comunidad, lo que favoreció la contención de la misma ante la situación crítica.
Por otro lado, Svenska Arensburg[2] quien asumió como convocante para llevar a cabo la intervención, a través de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) en un marco de reflexión el cual considera que ante un escenario de vulnerabilidad se encuentran inmersas las subjetividades personales. Es necesario responder, en primera instancia, a las necesidades humanas y al mismo tiempo asumir que la comunidad tiene recursos clave los cuales son fundamentales en la labor de grupos externos de intervención.
Es necesario resaltar que  estas  organizaciones como interventores en un primer momento también fueron personas que vivenciaron una crisis, pasado esto y en un segundo momento son ellos los que respondieron y brindaron apoyo a la comunidad más afectada.
Desde estas experiencias, la crisis también genera distintas iniciativas, al tiempo que la comunidad ha respondido con sus propios recursos y saberes.
Ø  Conversación
La conversación, considera a los actores comunitarios como actores activos y los sitúa en un escenario de negociación y diálogo para tomar decisiones y para coadyuvar en la descentralización del poder. 

La conversación y negociación permanente con los actores comunitarios, para el caso de intervención en crisis, como lo han expresado las personas que participaron en el coloquio, podemos recoger experiencias respecto a la importancia que tiene este aspecto, ya que se debe fomentar la participación activa de la comunidad en los procesos de intervención, y así poder recoger algunas expresiones manifestadas por las personas que de alguna manera sufrieron algún desastre natural como el terremoto en Chile.
Las personas que participaron en el panel del coloquio compartieron sus reflexiones a partir de la intervención que tuvieron después del terremoto, con expresiones como, “es necesario abordar la intervención en crisis desde el enfoque comunitario, es decir, conocer lo que pasa con la comunidad al momento de enfrentar una crisis”, por lo cual se requiere “generar los diálogos entre los profesionales y la comunidad, donde hasta ahora existe una desconexión entre ellos”.
Desde las experiencias de los Psicólogos voluntarios que estuvieron trabajando con las personas afectadas por el terremoto, observaron que la intervención es considerada, -para ellos- no como la de expertos, pues una comunidad es compleja, porque uno no ha estado nunca en esa situación, para hacer un trabajo en las comunidades, se necesita realizar un buen diagnóstico y desde la comunidad fortalecer las redes sociales de las personas de la comunidad, así como el empoderamiento.
Por otro lado, al implementarse políticas de reconstrucción es necesario que tomen en cuenta las vivencias de una crisis por parte de las personas. Es fundamental que reconozcamos la diversidad de subjetividades tanto en individuos como en colectividades y las vivencias que pueda haber desde estas dos perspectivas, ya que no todas las personas tienen el mismo proceso ni los niveles estrés al enfrentar una crisis.
Ø  Multi, Transdisciplinario
Cuando se hacer referencia a este criterio de acción, se hace manifiesto que el ecosistema con el que se trabaja es altamente complejo por lo tanto quienes intervengan se espera respondan a dicha características, conjuntándose diversas especializaciones y competencias dando como resultado intervenciones transdisciplinares y convoque a la sinergia entre los y las participantes.
Para el caso de la intervención en crisis, también debe ser abordado desde la visión  transdisciplinaria, para ello, varios ponentes coincidieron en que la intervención en crisis, todas las profesiones deben apuntar a la situación que están pasando o viviendo las personas de la comunidad, mediante un previo conocimiento de la comunidad con la cual se va a trabajar, la situación de crisis que están pasando las personas de la comunidad deben ser abordados con el mismo objetivo, para que las personas recuperen dentro de lo posible, su funcionamiento rutinario.
Por ejemplo, los psicólogos voluntarios al brindar la atención a las personas afectadas por el terremoto realizaron su trabajo desde lo que sabían hacer y de esta forma facilitar el trabajo en equipo para un mismo fin, facilitando el acceso a las comunidades dañadas, hasta atender a las personas que estaban enfrentando una crisis.
Así como también la organización del SAR Chile[3], compartió experiencias de trabajar con profesionales de diversos perfiles para dar las primeras respuestas a la comunidad ante cualquier catástrofe, los cuales entre sus profesionales existen psicólogos, paramédicos, periodistas, químicos, entre otros, con el objetivo de responder las emergencias que se presentan en la sociedad ante cualquier suceso inesperado y donde las personas pueden ser socorridos y atendidos con este equipo profesional.
Ø  Desenvolverse en altos niveles de incertidumbre
Como su nombre lo indica, entendemos en este criterio de acción, que al intervenir en contextos sumamente complejos, nos provee de un contexto incierto que hace necesario estar al tanto de las necesidades que emergen y respondiendo a las mismas en el proceso de intervención, manteniendo la direccionalidad pero haciendo los ajustes necesarios.
Cuando escuchamos o leemos acerca de una crisis, asociamos posiblemente estar en medio de un evento que nos ha desestabilizado, por lo tanto con cierta inseguridad, ya sea por el futuro, por el saber qué hacer, por el actuar de la manera más conveniente. Estamos frente a una urgencia por volver a la normalidad, pero tal vez con un desconocimiento de cómo hacerlo, por lo cual, podemos afirmar que a primera vista intervención en crisis conlleva un alto grado de incertidumbre.
Pero, cabe preguntarse ¿Qué hay de la intervención con comunidades en un contexto de crisis? ¿Habrá acaso una certidumbre de qué pasos seguir, una seguridad infalible de los resultados a conseguir? parece que la respuesta a ésta última interrogante es negativa.
De acuerdo con lo compartido por especialistas en torno al terremoto de 8.8 grados que sacudiera el territorio Chileno, se ha dicho en repetidas ocasiones que no se estaba preparado para un evento de tal magnitud. Esto ya lleva un alto grado de incertidumbre que plantea la necesidad de encauzar estrategias para intervenir con poblaciones afectadas. Dicha intervención tendrá resultados que será necesario tenga un efecto que retroalimente a las siguientes.
Desde este criterio de acción, la incertidumbre puede llevar a los equipos a tomar decisiones que den resultados inesperados, por lo tanto, nuevamente se vuelve a un estado de incertidumbre. Por ejemplo, en las acciones llevadas a cabo por el grupo “Corporación de Psicólogos Voluntarios por Chile”, posterior al terremoto ya mencionado, iniciaron con un grupo conformado por 25 psicólogos, sumándose conforme se hacían las convocatorias más profesionistas hasta llegar a la cantidad de 800 psicólogos.
Por lo anterior, se puede asegurar que tanto la sensación de tener altos grados de incertidumbre pone en juego la necesidad de nuevas estrategias, éstas a su vez generan resultados sorpresivos –tanto positivos como negativos- que requieren un replanteamiento y reajuste constante en las planificaciones realizadas.
Sobre todo, en este ejemplo que nos convoca: la intervención ante una catástrofe como es el terremoto, este criterio de acción, se hace prioritario ejercitarlo. Ante un evento inesperado, sin planes claros a seguir en medio de un caos como el que se vivió, ser flexibles y con capacidad de plantear tácticas y estrategias acorde a las condiciones y escenarios sin duda es una tarea prioritaria. Aunado a lo anterior no se debe pasar de largo que la comunidad chilena, con toda su historia de terremotos, tiene incorporada formas individuales, grupales y colectivas de reaccionar ante estas crisis, lo cual reduce la incertidumbre.
Ø  Modo de búsqueda proactivo
Este criterio de acción propone una ruptura a las directrices más tradicionales en la intervención, donde las comunidades son más bien pasivas y se cae en el paternalismo, apuesta más bien a la búsqueda y movilización hacia las comunidades.
Desde la óptica de la académica Svenska Arensburg, en sus reflexiones ofrecidas en el coloquio, se ha dado un aceleramiento en la reconstrucción posterior al terremoto, sin hacer un alto y considerar la crisis que viven las personas. Ante este panorama, y desde el enfoque comunitario, un criterio de acción que es impostergable para paliar dicha situación sería el “modo de búsqueda proactivo”.
Este criterio de acción plantea la necesidad urgente de ir hacia la comunidad, hacia los espacios de vida. De este modo y en el ejemplo mencionado se tendría contacto directo con las comunidades que se encuentran en crisis, saber de viva voz y en contacto directo, estar inmersos en su ecología, para así saber y a partir de ello intervenir. 
Si bien es cierto, desde un modelo institucional de intervención, se espera que habitantes de la comunidad acudan a los consultorios y sigan procedimientos burocráticos. Lo que el modo de búsqueda proactivo plantea es romper ese esquema y movilizarse, no esperar que la gente acuda sino acudir a la gente.
Tal y como lo realizaron el grupo ya mencionado de “Psicólogos Voluntarios por Chile”, en donde los 800 psicólogos llegan a las comunidades que presentan la demanda, para desde y con la comunidad tratar de generar respuestas ante la crisis que se vivía entonces. Como le expresara el director de esta organización, “no se podía esperar que la gente fuera atendida al ser derivada a un centro de salud, había que tratar de trabajar con la gente inmediatamente”.
Habiendo una saturación en la demanda de servicios de salud, en los consultorios psicológicos y un constante estado de tensión; este grupo de psicólogos, de acuerdo a lo que compartieron, se dio a la tarea de realizar una amplia cobertura en proporcionar intervención en crisis.
Sin duda el terremoto ocurrido presentó circunstancias únicas y complejas, aunque se verán los efectos tal vez al quinto mes después de haber intervenido, cabe cerrar este apartado con una pregunta ¿Qué hubiera pasado de no haber acudido este grupo de voluntarios a la comunidad?
Ø  Participación activa
Estrechamente vinculado con el anterior, este criterio vislumbra a la comunidad como sujetos activamente vinculados a lo largo de todo el proceso de intervención, sobre todo en la toma de decisiones.
Desde el enfoque comunitario, la comunidad es la que genera todas las construcciones sociales de cambio positivo o negativo, donde opera la lógica confianza, desconfianza individual – colectiva. Al abordar una intervención en crisis es pertinente que el profesional reconozca la diversidad de subjetividades, las vivencias, las pérdidas, no todas las personas y comunidades reaccionan igual ni tienen el mismo proceso ante una situación en crisis.
Sin embargo, para que la ayuda y el apoyo sean eficientes es necesario reactivar nodos que se transformen en operantes, que favorezcan la autonomía y promuevan la participación activa de una comunidad. Por ejemplo en una situación de desastre generar los diálogos entre los profesionales y la comunidad, conlleva a que los integrantes afectados vivan esa condición de reconocimiento como sujeto, que sufre una crisis. Es de vital importancia que reconozcan lo que les pasa, y lo que le pasa a las otras personas, cuál es el entorno, la situación real; con el fin de promover una  participación activa desde lo comunitario, que busquen entre ellos posibles soluciones que permitan construir y dar sentido a la realidad afrontada. 
La participación activa es escuchar al otro, es permitir que la comunidad haga parte en la toma de decisiones desde sus propias condiciones y recursos en los procesos a adelantar. Es dar respuesta directa a las necesidades apremiantes, es generar una nueva forma de hacer trabajo social. Generar la participación activa es, también, comprometer a la comunidad de que el resultado de los procesos  está en función de sus valores  y modelos de sociedad, en la toma de decisiones que conciernen la calidad de su existencia social.
Así mismo está integrada a la intervención transdisciplinaria, los profesionales deben generar diálogo y participación  activa, al considerar las condiciones de la comunidad, el análisis de la situación y orientar acciones con la comunidad cuyo objetivo principal debe ser  retornar ésta a  su funcionamiento interno y externo.  La participación activa ayuda a mejorar las relaciones  donde existían fracturas desde antes. Por tanto, es vista como un proceso secuencial de toma de decisiones para la resolución de problemas.
En ese sentido, con el fin de buscar mecanismos de ayuda para la comunidad es  importante reconocer en términos de políticas públicas el nivel de participación activa de las y los afectados en la reconstrucción. Así mismo identificar las redes sociales como sistemas orientados al apoyo social.  La participación activa centrada en la toma de decisiones es una estrategia de intervención desde lo comunitario que contempla un diseño y la implementación  de acciones, de proyectos y programas sociales que favorezcan la autonomía de las organizaciones.
A partir de una situación de emergencia o de una crisis, nacen grandes ideas, se conforman grupos, se movilizan otros, todos con el objetivo de dar  respuesta inmediata a la realidad enfrentada. El trabajo voluntario es una forma de participar activamente, implica dedicación y esfuerzo; es una opción personal, voluntaria y libre. El/la voluntario/a es quien ofrece libremente su tiempo, sus conocimientos, su experiencia, para el desempeño gratuito de una labor. Su objetivo es transformar la sociedad desde el convencimiento de que su esfuerzo contribuye a la creación de un mundo mejor.
La persona voluntaria se compromete libremente a realizar de forma desinteresada actividades de interés social, colaborando en tareas de una forma organizada; como lo hicieron los Psicólogos Voluntarios de Chile. La agrupación mencionada movilizó y promovió la participación activa desde sus diferentes experiencias y especialidades para colaborar en las comunidades afectadas por el terremoto; ellos/as lograron potencializar la ayuda, empoderar a las personas en la  entrega de información eficiente y eficaz a la comunidad, llegaron a fortalecer y constituir redes de apoyo.  
Ø  Mediación
La intervención comunitaria se centra en sistemas, de los que no precisamente hay que intervenir en cada miembro –persona, familia o red social- sino que a través de una cadena de profesionales que conforman la interfaz ente la intervención y la comunidad meta.
Desde el enfoque comunitario la mediación es una herramienta fundamental en la resolución de conflictos presentados posteriores a una crisis, situaciones que desagraden o parezcan injustas, malos tratos o cualquier tipo de problemas entre miembros de la comunidad. 
La mediación es un criterio de acción relevante que se debe tener en cuenta en la intervención en crisis. De acuerdo con Lucia Vivanco “la intervención en crisis es un proceso secuencial  de toma de decisiones y resolución de problemas”; problemas que generan conflictos, a ser resueltos con manejo del riesgo; orientado al desarrollo de competencias propias de la comunidad  y de sus redes para resolver las problemáticas que los aquejan.
La intervención debe tener siempre presente la autonomía de la comunidad. No se trata de una intervención en crisis “para” la comunidad sino “con” y “desde” la comunidad de manera que, al movilizar los potenciales, desde su autonomía construya e implemente acciones.
Los/as psicólogos/as voluntarios/as como mediadores/as de procesos de desarrollo personal y comunitario, apoyan y articulan estratégicamente las relaciones y situaciones complejas presentadas, y con ello contribuyen a mitigar la presión causada por la crisis, promoviendo la integración social.
El trabajo con redes es un sistema de vínculos, una  unidad de mediación sobre la que se trabaja para abordar situaciones de crisis de personas y/o comunidades. Con la mediación en red se ponen en marcha las capacidades y potencialidades de apoyo que existen dentro de la comunidad, las relaciones e intercambios que conforman la red con talento y creatividad para proporcionar apoyo, satisfacción y control a la persona o comunidad - foco que lo requieran y necesitan. El equipo de mediación facilita, provoca los encuentros y el efecto red hará el resto.
Ø  Simetría
El criterio de acción denominado simetría apuesta por compartir el poder entre interventores y actores comunitarios.
Será importante rescatar que desde el enfoque comunitario, tanto las experiencias previas como las que subyacen a la comunidad, puesto que son de un enorme valor para esta visión. Ambas experiencias permitirán fundirse entre las experiencias de los equipos interventores y la comunidad intervenida, bajo un alero dialéctico del ejercicio en praxis (desde la institución que aporta la teoría y la práctica misma) de la crisis. Las anteriores se complementan para servirse la una de la otra, tanto de mundo institucional como del mundo de la vida.  
Si nos situamos desde esta óptica, se dirá que las intervenciones deberán y necesitarán ser llanos en términos del poder que ostenta la entidad “experta”, es decir, tanto los interventores como los actores sociales tendrán un rol de relevancia para el ejercicio que propicia la crisis. Desde aquí se privilegiarán las relaciones de corte sociográmico por encima del organigrámico (Martínez, 2006), desde la horizontalidad.
Ahora sí lo comentado, se ve perfilado en las experiencias ofrecidas por los panelistas, tales como la Psicóloga Svenka Arensburg dirá: “Generar los diálogos entre los profesionales y la comunidad, existe una desconexión que se ha implementado en diferentes espacios”.
Ø  Evaluación
Una vez realizada la intervención se inicia con un estudio de seguimiento y verificación de los resultados en función de los objetivos planteados inicialmente de manera que permitan la mejora de la práctica interventora. 
Por parte de este ángulo, se entenderá que las intervenciones del orden de lo comunitario deberán ser construidas en la medida que faciliten un seguimiento estricto, en relación a la(s) realidad(es) intervenida(s). En este aspecto, dicho seguimiento también caerá bajo el escrutinio evaluativo del proceso, como a su vez, lo decantado en los resultados y huellas.
     A partir de lo expuesto por  Carlos Jara jefe de SAR Chile, se puede deducir en torno a la Evaluación: “…participar con la comunidad y trabajar con ella, compartir distintas miradas, necesitamos un trabajo multidisciplinario porque existen múltiples problemas, necesitamos prepararnos, para generar espacios públicos encaminados a acciones ciudadanas”.

  1. Conclusiones y Recomendaciones
La psicología comunitaria debe plantearse ciertos retos a partir de las experiencias aquí expuestas, los cuales responderán a las demandas que surjan a partir de eventos como el terremoto. Uno de los retos será articular los saberes de la comunidad con la metodología propia de la disciplina y que a partir de ello se produzca conocimiento.
Los profesionales vinculados a las intervenciones en crisis, deberán tener un monitoreo y contención continua, puesto  que su formación aunque les provee de cierto elementos y herramientas, no los hace exentos de vivir los efectos de una crisis.
Algo que deberá tenerse en cuenta, a partir de lo expuesto, es que los/as profesionales en contextos de intervención en crisis, no deberán situarse en el papel de expertos, pues sin duda cada evento toma distintas formas y es complejo ontológicamente, por lo cual el papel de los interventores e interventoras deberá desde una actitud abierta al dialogo de saberes con la comunidad.
Se recomienda sistematizar los procesos de intervención en crisis, como procesos de producción de conocimientos desde y para la práctica social, lo que a la vez es una herramienta importante para la gestión del conocimiento en una experiencia de intervención social que construye aprendizajes para el cambio
Se sugiere tener en  cuenta el contexto ecológico a la hora de intervenir una comunidad ya que en éste se encuentra el potencial humano, material y de servicios, siendo útiles en la reconstrucción del tejido social interno de la comunidad.
Las situaciones de crisis ponen dos escenarios, la de los/as afectados/as que se encuentran en un estado de vulnerabilidad emocional y material, y el de las instituciones, personas, grupos, entre otras, que acuden para responder a la emergencias, poniendo al alcance sus potencialidades, habilidades y recursos, que buscan aminorar o reparar tan sólo una parte, pero primordial, la parte humana.
Lo institucional no siempre es rígido, pues en medio de una situación de crisis se debe priorizar la atención a un sujeto como persona, cuidando tanto de su subjetividad como del contexto en la comunidad. Al ver la oportunidad de generar vínculos aportan cada uno sus saberes.
Son necesarios para los programas de intervención considerar desde su diseño, el proceso, la implementación y evaluación aspectos como la planificación, el encuadre positivo y negativo.
Ante una situación de crisis y para su intervención, son bienvenidas e igualmente importantes todos los perfiles pues el sentido es común: brindar apoyo humanitario y se dejó ver con lo acontecido en Chile, donde confluyeron quienes referimos en este documento y posteriormente compartieron su experiencia en la participación del Coloquio “Intervención en Crisis; Un Caleidoscopio de Abordajes”.
Los criterios de eficacia e impacto de una intervención deben provenir especialmente del contexto comunitario: son los propios actores desde sus propias perspectivas, desde sus posiciones situacionales los que en definitiva validan las intervenciones.
En términos de políticas públicas es importante identificar desde lo institucional cuáles son los recursos y herramientas con las que cuentan el Estado para la reconstrucción de los afectados por catástrofes naturales inesperadas; así mismo identificar las redes sociales existentes en el tema.
Se recomienda tomar en cuenta los saberes de la comunidad; investigar sobre la intervención en crisis en contextos comunitarios de manera tal que se genere conocimiento científicamente válido  a través de la triangulación, sistematización y validación ecológica.
Si bien es importante la investigación Social también lo es el conocimiento popular en el sentido de complementariedad, una buena articulación la ofrece la investigación-acción.

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Rodríguez M. I. (2000). Intervención Psicosocial en Emergencias: Tensiones y Debates. Revista AVEPSO XXIII, (1-2) 99-117.

Sánchez V. A. (1996). Psicología Comunitaria; bases conceptuales y métodos de intervención. Editor EUB, Barcelona.



[1] Psicólogos Voluntarios de Chile es un equipo de trabajo multidisciplinario que busca fomentar el desarrollo promoviendo iniciativas de responsabilidad social y profesional para mejorar la calidad de vida de las personas en zonas vulnerables. Extraído de http://www.psicologosvoluntarios.cl/acerca-de/historia/
[2] Candidata a Doctora en Psicología Social y Magíster en Criminología de la Universidad Autónoma de Barcelona.
[3] “SAR Chile” es una Organización No Gubernamental que brinda apoyo en la prevención y atención del desastre que busca fortalecer la ayuda humanitaria. Tomado de http://www.sar-chile.org/



[i] Agradecemos la participación como expositores/as a: Humberto Marín Uribe (Sociedad Chilena de Psicología de la Emergencia), Sebastián Chacón Torrealba (Corporación Psicólogos Voluntarios), Svenska Arensburg (Departamento de Psicología FACSO Universidad de Chile), Victor Hugo Arancibia (Consulting Group), Lucía Vivanco (Terapeuta Ocupacional).

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